miércoles, 16 de febrero de 2011

PUM

Solo me basto un mensaje a las 2 de la mañana y posteriormente una llamada informándome de las situación para que tomara las decisiones que tomé. Después al despertarme, me tomé el batido de proteínas que me estoy tomando todas las mañana para aumentar la masa muscular, y unas cuatro galletas. Fui al instituto y lo de siempre, oculté a la perfección mi gran plan para la tarde. Termine de comer, la dieta, me está matando, acostumbrado en comer pocas veces en grandes cantidades este cambio de alimentación, de comer cada dos horas me produce pequeñas molestias, pero me dio igual.  Cojí la moto, sabía a que hora salía, en que momento salía y en donde tendría que esperarle. Fue fácil, en efecto tenía buenos informadores en esa zona. Era alto, más de lo que pensaba, y corpulento un poco más que yo, pero lo que más sorprende es la altura, cerca del 1,90. Lo primero que pensé es que ya se los podría haber buscado más bajito, pero no le dí importancia, siempre me han dicho que los grandes troncos se cortan por lo bajo.
Siempre con un grupo de amigos, le seguí entre las calles, no notó que estaba allí hasta el momento que se separó del grupo. De hecho no notó que estaba allí, hasta que le propiné el primer golpe. No tardé mucho en acercarme a él, por la espalda claro está, con el factor sorpresa. Fue entonces cuando le cojí con el cuello a golpe de mataleón, estrangulándolo con todas mis fuerzas, y le dije suavemente al oído “ te enseñaré a tratar bien a una dama, hubiera sido cualquier otra y me hubiera dado igual, pero es intocable, entiendes? “ Y seguidamente antes de que pudiera reaccionar de ninguna de las maneras, lo tire al suelo y le pegué un patada en la barriga. Y después no ví nada más, mis puños buscaban la parte en la que no hubiera sangre, nariz, boca, mi objetivo, sacar la brecha. No paré a pesar que él me lo pidió. Y cada vez le pegaba con más fuerza, y con más rabia aunque el consiguió darme unos golpes en la cara que consiguieron inflamarme el pómulo, fruto de la desesperación. Lo tenía puesto de tal manera que sólo pudo esperar a que yo parase. Fue entonces, cuando las cicatrices cerradas de mis manos, empezaron a sangrar, y yo no podía dar más golpes, ni él recibirlos. Fue entonces cuando él tendido en el suelo, estaba perfecto, para pegarle un giro en la cara. Pero no lo hice, era suficiente y no quería que la avaricia rompiera el saco, aunque aún tenía ganas de pegarle.
Fue entonces, cuando me di la vuelta y empecé a caminar, tenía dos delitos aquella tarde, conducir sin carnet y haber pegado a una paliza a un civil. Pero yo siempre he sido muy discreto, como otras tantas veces, el tío no sabe quien soy y la gente sólo me mencionará en la mesa mientras come como un loco con la moto pasó a mi lado “enfondiao” . Formaré parte como un pequeño cambio en sus rutinas y en algunos casos ni eso.
Nadie sabe nada de esto, son de esos problemas, que tienen una responsabilidad que cae exclusivamente sobre mí, y que nadie diría que yo podría hacer, se lo huelen, pero no lo afirman. Y él nunca sabrá mi nombre y apenas recuerda mi cara, todo lo que debe recordar de mí está en él. Pero sé que no se quedará así, si me lo encuentro con un grupo de amigos el que saldrá mal parado seré yo. Pero lo hice por ella, estoy seguro, que a parte de no acercarse más, no volverá a tratarla de esa manera, sino la próxima vez, no habrá próxima vez…
Porque cuando me tocan lo que quiero, soy capaz de cualquier cosa.