miércoles, 23 de febrero de 2011

CALLE

Poca gente conoce mis orígenes, de hecho sólo mi familia sabe todo lo que han tenido que pasar conmigo. Me crié en un barrio bastante conflictivo, en donde desde pequeño tenías que aprender a responder con los puños, sino te quitaban el juguete. En mi día a día veía a drogadictos con mono, sin mono y con cualquier tipo de animal. Tirados en mi portal, en el parque. Era pequeño pero aún recuerdo el que atacó a mi padre. Apareció de imprevisto, pero para su desgracia, vino a atracar al hombre menos adecuado, un ex-boxeador que ahora se ganaba la vida de ingeniero, la apariencia perfecta. Y aún recuerdo que mientras fuí creciendo, cada vez me iba juntando con peores compañías, no probé ninguna de las drogas que se ultilizaban allí. Al fin y al cabo sólo era un niño, pero no había día que no llegara a mi casa con un ojo hinchado, un chichon en la frente o un labio roto. Al fin y al cabo, se trataba de la ley del más fuerte y a esa edad un chico de 8 años contra uno de 6 se notaba. Pero, después d eun tiempo, y con el respaldo de los grandes, conseguí hacerme un hueco en su grupo. Aún recuerdo cada puñetazo que me dieron y que dí, eso era la calle.

Poco después me mudé, a una casa que se podría nombrar como elegante, a un barrio donde nada tiene que ver, fue cuando me aislé, pero ese pequeño delincuente juvenil siempre ha estado en mí. Tengo muchos piques en secreto, no soy de los que llaman a amigos cuando tienen un problema. Si me ligo a la novia de un tio que parece un armario, debo afrontarlo, y por supuesto que me plantaré ante él y le pegaré. Porque la vida me ha enseñado que no por ser más grande y más fuerte, puedes ganar. Y yo soy el vivo ejemplo, he tirado a tios con el doble de peso que yo. Y eso no se aprende en un gimnasio, ni cojiendo pesas, eso se aprende de todas alas experiencias vividas en la calle, ese de no tener miedo a nadie, te conviertes en una bestia y cuando estas delante de él te ciegas y no entiendes a razones. Sin embargo, siempre he mantenido esa habilidad de mantener esto al marjen con mis amigos. Ninguno de ellos me han visto pelearme ni una vez, son cosas que resuelvo solo, si tengo un ojo hinchado me caí y si me sobresale el hueso del nudillo me cabreé con mi padre y le di un golpe a la pared. Siempre con un respeto, porque mi padre muchas veces me ha pegado, pero en ningún momento he respondido, él me dió la vida. Las otras personas no tienen importancia y si me buscan, me encuentran y como toquen algo que me importa recorreré cielo y tierra para hacerselo pagar.